1. Filtro UV
También llamados filtros protectores, sirven precisamente para eso, para proteger la lente
de arañazos, polvo, rayaduras, ... No deberían afectar a la imagen
obtenida, por lo que si son de buena calidad no notarás que lo llevas
puesto y te puede sacar de un apuro.
Un filtro UV es como el seguro de un coche. Si consideras que la inversión merece la pena frente al coste del objetivo, deberías contar con uno.
2. Filtro ND o de Densidad Neutra
Los filtros de densidad neutra (Neutral Density, ND) permiten reducir la intensidad de la luz sin alterar otros parámetros como el color o el contraste.
Cuando los usamos sobre nuestra lente, conseguimos que llegue
menos luz al sensor de la cámara, lo que nos permite utilizar
velocidades de obturación menores o aperturas del diafragma mayores.
Con ello, podremos jugar con la profundidad de campo en condiciones de mucha luz o con tiempos de exposición mayores, para por ejemplo conseguir el efecto seda en el agua en movimiento.
3. Filtro Polarizador
Frente a los otros dos, los
filtros polarizadores si afectan al resultado de la imagen, ya que
únicamente dejan pasar la luz polarizada.
Con ellos se eliminan o reducen en gran medida los reflejos sobre el agua o el vidrio, realzan el color de las plantas, y oscurecen el azul del cielo.