La iluminación en fotografía consiste en dirigir y rebotar
luz hacia un objeto con la intención de que ésta pueda ser registrada por una
película o un sensor electrónico CCD o CMOS. La luz resulta fundamental en la
fotografía ya que sin ésta no es posible plasmar una fotografía. Aparte de ser
un factor físico imprescindible en el proceso fotográfico, la luz posee una
función plástica de expresión y modelado que confiere un significado y un
carácter tal, que muchas veces ella sola determina la calidad de una
fotografía, aunque esto depende del gusto propio del fotógrafo y la técnica que
él mismo emplee.
TIPO DE LUCES
1.- KEY LIGHT o LUZ PRINCIPAL:
Esta es la fuente de luz más importante, ya que es la
responsable de la "estética" de la toma, es la primera fuente en ser
puesta en nuestra planta de iluminación y va a definir:
- Color o tonalidad de la fotografía (por la temperatura
color o utilización de filtros)
- Ilumina los ojos o va a definir el tipo de brillo que va a tener un rostro o
un objeto
- Es el punto de partida para determinar la correcta exposición de mi escena (puntos.
de contraste)
- Crea el patrón de brillos y sombras de la escena (sujeto u
objeto, donde van a estar las sombras y luces)
- Define el nivel de contraste de mi escena (considerando la
latitud de la película que voy a utilizar o si va a ser una toma digital, si
voy a querer alto contraste, bajo, luz difusa, etc)
2.- LUZ DE RELLENO:
Es la segunda luz en importancia. Esta luz cumple la función
de:
- Levantar las sombras, hacerlas más suaves, así por ejemplo, en un rostro
habría menos contraste, da una luz más pareja, pero hay que considerar que esta
luz tiene que ser controlada según los parámetros establecidos con la luz
principal.
Es un tipo de luz muy utilizado e importante, especialmente
en los retratos, fotografías de moda, donde se necesita una luz pareja, y
fotografía de productos; aunque no es una luz obligatoria de usar.
Generalmente se usa con una potencia menor que la luz
principal (diafragmas más abiertos), mientras más diferencia de diafragmas
exista entre ambas luces, mayor será el contraste de la escena. (ej. Key Light:
potencia 1:1 da f:22, y pongo mi luz de relleno para cubrir las sombras para
que me de f:11, así tengo volumen, pero con un contraste normal)
3.- CONTRA LUZ O LUZ DE DESTELLO:
Esta luz tiene varias funciones:
- Separar al sujeto u objeto del fondo
- Iluminar un detalle para generar volumen x ej: con un
brillo en un área limitada
- Generar brillo o resaltar algún área en particular
Muchas veces tiene una intensidad mayor a las otras fuentes
de luz de la planta, pero esto es completamente decisión del fotógrafo. (ej:
Key Light: f:11, Contraluz f.22)
Esta luz también es conocida como "LUZ PARA EL
PELO", ya que es muy utilizada en los retratos para potenciar y mostrar la
textura y volumen del pelo.
Se puede utilizar también para generar una delgada línea en
el objeto o sujeto para así generar volumen o para separar partes específicas
del sujeto u objeto del fondo, especialmente cuando el fondo y el objeto o
sujeto tienen un color o tono muy similar.
4.- LUZ DE FONDO:
Esta luz es para iluminar los fondos, es el mismo principio
de la luz para iluminar al sujeto u objeto. Sirve principalmente para dar
color, generar texturas o iluminar lo que tengo en el fondo.
LUCES NATURALES
Tenemos distintos tipos o
circunstancias para aprovechar:
-AL SOL
-NUBLADO
-A LA SOMBRA
-DEL FUEGO
-DE LA LUNA
-EN INTERIORES AL SOL:
Cuando utilizamos la luz al sol hay una serie de parámetros que debemos tener
en cuenta, como ser:
TEMPERATURA CALOR
HORA DEL DÍA
ÉPOCA DEL AÑO
DIRECCIÓN
DIFUSIÓN
SOMBRAS
BRILLOS
REFLEJOS
Estos parámetros se comportarán de una manera particular según las
circunstancias, es decir, la temperatura color será de 5500gk al mediodía pero
al atardecer tendremos baja temperatura color. También es importante considerar
la época del año, por ej. la luz del verano es más intensa que la del invierno,
el ángulo de iluminación también cambia según la época del año. NUBLADO
Cuando fotografiamos los días nublados vemos que los parámetros cambian, es más
hay algunos que ya no consideramos.
MUY DENSO
NUBLADO BRILLANTE
TEMPERATURA CALOR
DIFUSIÓN
SOMBRAS
CONTRASTE
A LA SOMBRA
Al
fotografiar a la sombra ocurre un proceso parecido al del día nublado, la
temperatura calor es alta (más de 5500gk), los brillos desaparecen, si hay
reflegos en objetos brillantes, el contraste es suave las formas no se delinean
muy marcadamente, pero la diferencia entre las luces y las sombras es más corta
por lo cual nos permite tener más detalle en toda la escena.
TAMPERATURA COLOR
BRILLOS
SOMBRAS
FORMAS
CONTRASTE
REFLEJOS
LUZ DE FUEGO
Con la luz del fuego tenemos baja temp. color, la luz parece difusa pero
proyecta sombras duras y marcadas, el contraste es alto.
TEMPERATURA COLOR
DIFUSIÓN
SOMBRAS
CONTRASTE LUZ NATURAL EN INTERIORES
Aquí se nos presentan 2 situaciones:
si es sol directo el que entra o si es reflejo de la luminosidad exterior.
Cuando es el sol directo las propiedades que le competen son la luz solar,
cuando es el reflejo podemos tener variación en la temperatura color, las
sombras serán suaves, la luz es difusa y pareja, puede haber alto contraste por
iluminación muy dirigida.
TEMPERATURA COLOR
DIFUSIÓN
SOMBRAS
CONTRASTE
BRILLO
LUZ DE LA LUNA
Son imágenes
donde no siempre podemos preveer el resultado, ya que no podemos apreciar lo
que realmente quedará impreso. Trabajamos con trípode la camara en larga
exposiciones y diafragmas abiertos. Cuando la luna es llena tenemos más
posibilidades de lograr buenas fotos, tendremos algunos brillos si hay agua en
alguna parte de nuestro encuadre, la difusión de la luz es dura y la sombra que
proyecta también, los brillos en superficies brillantes son marcados.
TEMPERATURA COLOR
DIFUSIÓN
SOMBRAS
CONTRASTE
BRILLO
EJEMPLOS:
AL SOL:
NUBLADO
A LA
SOMBRA
LUZ DE FUEGO
LUZ NATURAL EN INTERIORES
LUZ DE LA LUNA
EL FLASH Y SU USO
Para partir podríamos decir que el flash es un instrumento que se utiliza en la
fotografía de mucha ayuda. Con el podemos iluminar para lograr una buena
exposición tanto en situaciones de muy poca luz, así como relleno para las
bajas luces en una situación donde se genere un alto contraste, por ejemplo un
día con mucho sol.
Hay varias cosas que necesitamos saber de el flash para
poder utilizarlo:
1.- El flash lo que emite es una LUZ BLANCA, que se acerca mucho a los 5.500
ºK.
2.- Toda cámara tiene un TIEMPO DE SINCRONIZACIÓN con nuestro flash, este
TIEMPO DE SINCRONIZACIÓN corresponde a un tiempo en el que el obturador
permanece abierto la cantidad de tiempo necesaria para captar la luz del flash
y que todo el cuadro salga bien expuesto.
Al flash cualquier tiempo de obturación bajo este tiempo de
sincro, o sea, tiempos de obturación más lentos, no le hace efecto. Mientras
que, tiempos de obturación más rápidos si le afectan, ya que el obturador
cierra y abre más rápido que el destello del flash, por lo tanto este no es
capaz de exponer nuestro cuadro completo.
3.- Cada flash tiene un determinado NÚMERO GUÍA: Que
corresponde a un diafragma, ya que este número, determina la abertura necesaria
para iluminar a una determinada distancia un sujeto cualquiera con un flash,
este número guía se obtiene al medir la luz del flash a toda su potencia, a 1
MT, con 100 ISO, con el TIEMPO DE SINCRONIZACIÓN.
El Color
Viene determinado por la longitud de onda de la luz y por el
color intrínseco del objeto. El color es una parte importante del registro
fotográfico ya que usualmente le da un sentido dramático a la fotografia y
puede provocar distintas expresiones o estados de ánimo dependiendo de lo que
el fotógrafo quiera manifestar por medio de ella.
Dirección
La Dirección
de la luz y la altura es el ángulo de direccionamiento de las luces hacia el
modelo y tiene una importancia decisiva en el aspecto general de la fotografía.
Variando la posición de la fuente, pueden resaltarse los detalles principales y
ocultarse los que no interesen. De la dirección de la luz también depende la sensación
de volumen, la textura y la intensidad de los colores. Como ejemplo se puede
citar que una luz dirigida de manera horizontal puede sugerir tranquilidad o
ambiente de atardecer.
Aunque las posiciones de la luz respecto al motivo y la
cámara, pueden ser infinitas, todas ellas pueden incluirse en mayor o menor
parte en unos de los tres tipos siguientes:
Luz frontal
Produce aplanamiento de los objetos, aumenta la cantidad de
detalles pero anula la textura. Los colores se reproducen con gran brillantez.
Iluminación lateral
Destaca el volumen y la profundidad de los objetos
tridimensionales y resalta la textura; aunque da menor información sobre los
detalles que la luz frontal y, además, aumenta el contraste de la imagen.
Contraluz
Convierte los motivos en siluetas lo cual puede resultar conveniente para
simplificar un tema conocido y lograr su abstracción, a ello hay que añadir,
además, la supresión que se consigue de los colores.
Difusión
Determina la nitidez del borde de las sombras y, por tanto, la dureza o
suavidad de la imagen. La luz dura produce, en general, efectos fuertes y
espectaculares, mientras que la suave resta importancia a las sombras y hace
que sea el volumen del motivo el que domine sobre las líneas.
Ambos tipos de iluminación están determinados por el tamaño
y proximidad de la fuente luminosa. La luz dura procede de fuentes pequeñas y
alejadas, como el sol y las bombillas o flashes directos. La distancia y el
tamaño determinan el grado de dureza. La luz dura es idónea para destacar la
textura, la forma y el color; y proporciona el mayor grado de contraste.
La iluminación semidifusa procede de fuentes más grandes y
próximas al objeto y, aunque produce sombras definidas, ya no tienen los bordes
nítidos. La luz semidifusa destaca el volumen y la textura, pero sin sombras
negras y vacías y sin el elevado contraste de la luz dura. El color resulta más
apagado.
La luz suave es muy difusa y no proyecta apenas sombras. La
fuente luminosa ha de ser muy extensa como un cielo cubierto, o rebotarse sobre
una superficie muy grande y próxima, como el techo, pantallas, lienzos, etc.
Esta iluminación es la menos espectacular de todas pero la más agradable y
fácil de controlar. El control del contraste, uno de los principales problemas
con que se enfrenta el profesional, queda perfectamente resuelto con este tipo
de luz.
La combinación de longitudes de onda en la luz natural varía
con la hora del día debido a la diferente refracción de los rayos en la
atmósfera. Al medio día todos los rayos refractan por igual y la luz aparece
blanca. Las moléculas del aire dispersan parte de la luz, sobre todo las
radiaciones más cortas y por ello vemos el cielo azul.
Al atardecer, el sol debe atravesar un capa más gruesa de
aire; El extremo rojo del espectro es, como ya vimos, el que sufre una mayor
refracción, y, por tanto, los atardeceres son rojizos. La intensidad de la luz
como factor determinante del color, es únicamente una ilusión óptica debida a
la peculiar fisiología de nuestra retina.
Receptores luminosos en el ojo
Recordemos que los receptores luminosos en el ojo son de dos
tipos: conos y bastones.
Los bastones son mucho más numerosos y más sensibles a la
luz, aunque sólo son capaces de ver en blanco y negro. Por el contrario, los
conos son más escasos y menos sensibles, pero distinguen perfectamente los
colores.
Este es el motivo por el que la imagen parece que va
perdiendo color conforme el nivel de iluminación va descendiendo, pues los
conos van dejando de actuar pero continúan los bastones. En días claros y
soleados, si fotografiamos al mediodía un objeto a la sombra, veremos que las
fotografías nos salen ligeramente azuladas, esto es debido a la elevada
temperatura de color del cielo azul, hasta 12000 K.
LA LUZ Y LA
FOTOGRAFÍA (LUZ NATURAL)
Llamamos Luz natural a la emitida por el sol, que es
nuestro principal proveedor de luz.
La luz natural dura:
La luz natural dura es propia de los días soleados,
especialmente hacia el mediodía. Su principal característica es la acusada
diferencia entre las zonas iluminadas y las zonas de sombra, que se traducirá
en sombras profundas y perfiles marcados.
La dureza de este tipo de iluminación ayuda a imprimir
fuerza y carácter al motivo de la fotografía, al presentar las imágenes
intensos colores y un elevado contraste entre las zonas con diferente
intensidad de luz.
Foto1
Foto2
Foto1: Marcado contraste entre las zonas con diferente
luz
Foto 2: Intensos
colores y elevado contraste
Las sombras son más alargadas durante las primeras y últimas
horas del día, otorgando una sensación de mayor profundidad a las imágenes.
Durante el mediodía se acortan, presentando una iluminación más plana que resta
volumen a la fotografía, que podríamos calificarla como menos interesante.
A. Valor de exposición:
Determinar la exposición correcta, ante las acusadas diferencias entre las
zonas iluminadas y las zonas de sombra, puede presentar dificultades. Donde
debemos realizar la medición va a depender del soporte que empleemos.
A.1.- Película negativa:
conviene realizar la medición en las zonas de sombra, tiene capacidad para
registrar una variación de 7 diafragmas (entre las áreas más claras y más
oscuras de la imagen).
A.2.- Película diapositiva:
debemos realizar la medición en las zonas intermedias o más claras de la toma,
es más exigente que la película negativa, y registraremos una variación de 5
diafragmas.
A.3.- Sensor de imagen(CCD - CMOS): tiene capacidad para
registrar 10 diafragmas (o más), pero debemos tener presente que si hacemos uso
de una cámara digital será preferible realizar la medición siempre en las zonas
iluminadas (no en las sombras), la explicación está en que una imagen
subexpuesta (oscura) podremos aclararla posteriormente con un programa de
edición de imagen -recuperando información en las áreas oscuras de la foto-,
pero una imagen que presente sobreexposición (demasiado clara), aunque la
queramos corregir, será imposible lograr información en las zonas
"quemadas" (completamente blancas o "perforadas").
Foto3Foto4
Dos ejemplos de imágenes tomadas con luz dura
B. Alto contraste:
Una de las principales características de la luz dura es su elevado contraste,
que en cierta medida podremos controlar de diversas maneras en función del
soporte a emplear.
B.1.- Película fotosensible:
si la escogemos de sensibilidad baja ISO 25-50 acentuaremos el contraste,
sensibilidad media ISO 100 - 200 el contraste será alto, y de sensibilidad
media-alta ISO 400 - 800 el contraste en cierta medida se reducirá.
B.2.- Sensor de imagen
(CCD - CMOS): si empleamos un modelo digital debemos tener en cuenta que por
defecto emplean unos valores de alto contraste, puede ser conveniente -si
existe esta opción- bajar el contraste con carácter previo a la toma, para
lograr así mayor riqueza de información y tonalidades, tanto en las zonas muy
iluminadas (evitando zonas "perforadas" en las áreas de altas luces)
como en las áreas de sombra (evitando zonas "empastadas" en las áreas
de bajas luces).
B.3.- Ambos soportes(película - sensor): En ocasiones será
necesario suavizar la luz dura, especialmente en el retrato en exteriores. Una
forma sencilla es hacer uso del flash incorporado de los modelos compactos, a
modo de luz de relleno. Otra opción es emplear pantallas reflectoras, como un
espejo o cartulina que servirán para hacer rebotar la luz, logrando así atenuar
las sombras.
C. Dirección de la luz:
A medida que avanza el día varía la posición del Sol y con él la dirección de
la luz natural, que hará que las sombras cambien de forma, posición y ángulos.
Una misma escena verá enormemente modificado su aspecto en función de la
dirección de la luz.
C.1.- La iluminación frontal
(cenital) revela los detalles, pero reduce la sensación de profundidad y el
relieve de las formas.
C.2.-La iluminación oblicua
permite un buen nivel de detalle con mayor sensación de textura y formas.
C.3.- La iluminación lateral
puede reducirse el nivel de detalle, pero intensifica la textura y las formas
de la escena.
C.4.- La iluminación posterior (contraluz) recorta a las formas (siluetas)
intensificándolas, pero con una gran pérdida de detalle.
Foto5: Contraluz
D. Intensidad de la luz:
La calidad de la luz variará en función de la fuerza y dirección, por tanto la
intensidad dependerá de las estaciones del año y las distintas horas del día,
adquiriendo su mayor dureza en el verano, al mediodía, especialmente en los
puntos muy altos. Cuanto más intensa sea la luz más oscuras y recortadas serán
las sombras, así como brillantes las zonas iluminadas, otorgando mayor
contraste a la escena.
La luz natural difusa:
La luz natural difusa se produce los días nublados, al
amanecer -antes de salir el sol- y atardecer -al ponerse el sol-. La luz
difusa la encontramos también en las áreas de sombra en los días soleados.
Al contrario que la luz dura, la luz natural difusa
produce sombras muy suaves, se trata de una iluminación uniforme, con escasa
diferencia de intensidad de luz entre las zonas más iluminadas y las
menos.
A. Valor de exposición: Determinar el valor de exposición correcto no tendrá mayor
complicación, debido a la diferencia menos acusada de intensidad de luz entre
las zonas iluminadas y las zonas de sombra.
B. Bajo contraste: Con la luz natural difusa el contraste será mucho menor que
en el caso de la iluminación con luz dura. Pese a lo que pudiéramos pensar
inicialmente, con la luz difusa podremos lograr colores saturados y con gran
riqueza de matices.
B.1. Película fotosensible:
Los días nublados presentan un dominante azulado consecuencia de la humedad
atmosférica, que podremos corregir con la ayuda de filtros, como sería un
"skylight" o un filtro de color amarillo o naranja débil. En el caso
de emplear película negativa en blanco y negro es conveniente sobreexponer para
evitar tonalidades grises excesivamente uniformes, que se traducirían en
imágenes monótonas.
B.2. Sensor de imagen (CCD - CMOS): Para compensar
esa dominancia azul de la luz podemos recurrir al balance de blancos o, en caso
de contar con esa posibilidad, escoger un filtro cálido digital (en algunas
cámaras digitales podemos hacer uso de filtros cálidos -naranja- o fríos -azul-
con carácter previo a la toma).
Foto6Foto 7:
Fotos 6 y 7: Dos ejemplos de luz natural difusa (día
nublado) con ausencia de sombras
C. Dirección de la luz:
Debido a la práctica ausencia de sombras, la dirección de la luz pierde
importancia, lo que puede causar en nuestras imágenes una sensación de falta de
profundidad, lo que llamamos imágenes "planas". Para compensar esa
falta de sombras podemos jugar con la diferencia de tonalidades de la escena,
con la profundidad de campo...
La luz difusa nos brinda una oportunidad única de recoger
hermosas fotos de vegetación, al tratarse de una luz suave y sin sombras.
Igualmente es muy adecuada para el retrato, al evitarse las molestas sombras
que pueden afear un rostro.
Foto8: Atardecer
D. Intensidad de la luz:
Contar con menos intensidad de luz en ocasiones es una ventaja. Un claro
ejemplo es en el retrato, al encontrarse el sujeto más cómodo ante la menor
intensidad de luz, así el rostro aparecerá más distendido, evitándose muecas y
guiños por las molestias que ocasionaría la luz del sol directa.
Solo un poco de explicación (perdonar si me extiendo en el
tema), sobre en que consiste esta técnica fotográfica, para los que la
desconozcan. La técnica HDR(High Dynamic Range),
su nombre completo de esta tecnología es "High Dynamic Range Rendering"
o HDRR (Renderizado de Alto Rango Dinámico) es una tecnología de renderizado
(proceso de generar una imagen desde cualquier modelo) que imita el
funcionamiento de la pupila en el ojo humano. El ojo humano se adapta de forma
continua y con gran eficacia a las diferentes luminosidades de una misma escena
abriendo o cerrando la pupila mientras se va integrando toda la información
captada en el cerebro. De esta forma este órgano es capaz de hacer ver de forma
clara una escena con zonas con diferente iluminación. Las cámaras fotográficas
no tienen esa capacidad de adaptación y lo que hacen por medio del fotómetro
(medidor de luz) es tomar una media de las diferentes zonas y realizar la
fotografía con ésta, de forma que algunas zonas pueden quedar bien iluminadas
pero a costa de que otras queden oscuras y otras demasiado blancas. Mediante
las técnicas de HDR se intenta subsanar este defecto de la fotografía
consiguiendo iluminar correctamente todas sus zonas aunque contengan cantidades
de luz muy diferentes. La técnica fotográfica HDR procesa las fotografías con
la que se obtienen la imagen que incluye una amplia gama de niveles de
exposición en todas las zonas, desde las más brillantes a las más oscuras. Esto
se traduce en imágenes con enorme nitidez y apreciación de detalles que le dan
un aspecto increíble, algunas de ellas son muy reales y otras les da un aspecto
algo sobrenatural. La imagen HDR final se consigue combinando dos o más
imágenes en una sola que incluye la nitidez de las sombras más oscuras en una
imagen subexpuesta y la nitidez de las luces más brillantes en otra
sobreexpuesta, eso se consigue variando el tiempo de exposición. Algunas
cámaras disponen de la función que les permite efectuar un disparo pero
guardando tres versiones de la misma toma: valores determinados, subexposición
y sobreexposición, con valores indicados por el usuario..
8 Consejos Clave para hacer Fotos HDR Espectaculares
1.
Utilizá un trípode.
Para poder combinar una
imagen de alto rango dinámico necesitarás varias exposiciones. Lo ideal es
hacer varias fotos con el mismo encuadre y distintos parámetros de exposición.
En caso de que disparés en
JPEG necesitarás necesariamente usar un trípode, porque de otro
modo no podrás juntar las distintas fotos que saques.
Pero en caso de que vayas a
hacer HDR a partir de una sola imagen
RAW también te vendrá bien, ya que ayudará a que la foto
resultante sea lo más nítida posible.
2.
En JPEG, usa el disparador remoto.
El problema de disparar con
trípode es que cualquier mínimo movimiento puede provocar que la posición del
trípode varíe, haciendo que posteriormente no encajen las distintas tomas que
hayamos realizado.
Utilizando un disparador
remoto con la cámara evitarás que se pueda mover la cámara al pulsar el botón
de disparo, echando a perder la fotografía.
Si no dispones de uno,
puedes probar a utilizar el temporizador de la cámara. Pero que sepas que, si
tu cámara lo permite, estás perdiendo la oportunidad de disponer de un disparador remoto
por menos de 5 euros.
3.
Usá el menor valor ISO posible.
En alguna ocasión hemos
explicado el significado de la sensibilidad ISO de las
cámaras digitales.
Cualquier valor ISO por
encima del mínimo que permita la cámara se traducirá en un mayor nivel de ruido
en las fotografías resultantes. En HDR es fundamental disponer de imágenes lo
más limpias posibles, ya que el ruído tiende a dispararse en la fase de tone
mapping.
Por lo tanto, y más si estás
utilizando trípode, selecciona el menor ISO que tu cámara te permita. Obtendrás
fotografías de mejor calidad.
4.
Usá RAW para objetos en movimiento.
Si quieres hacer fotografías
de objetos en movimiento, necesitarás obtener tu imagen HDR de una sola toma.
Esto es bastante lógico, ya
que con distintas capturas no encajarán posteriormente ciertos elementos de la
foto, generando sombras extrañas.
Así que, hacé la foto en RAW para poder
extraer varias imágenes con distintas exposiciones de la misma fotografía
original.
5.
Probá a fotografiar objetos estáticos con elementos en movimiento.
Si vas a hacer una foto a
algo estático con elementos en movimiento en el fondo, como pueden ser escenas
urbanas con gente andando o coches circulando, prueba a disparar en JPEG.
Esos elementos secundarios
en movimiento suelen crean efectos bastante curiosos.
6.
Objetos metálicos.
Los elementos de metal
tienden a provocar efectos bastante llamativos.
Este efecto se debe a la
gran variación de luz y sombra que puede recogerse en tan poco espacio, ni más
ni menos que el tamaño que ocupe en nuestra foto el objeto metálico.
Así que, si puedes, prueba a
incluir algún objeto metálico en tu fotografía.
7.
Fotografíá objetos con fuertes texturas y diferencias de color.
Los contrastes fuertes generan
gran diversidad de luces y sombras, que es la esencia de la fotografía HDR.
Al igual que ocurre con los
objetos metálicos, cualquier tipo de contraste fuerte es un recurso muy
agradecido a la hora de crear imágenes HDR.
8.
Utilizá el modo de bracketing
automático.
Si tu cámara dispone de este
modo de disparo, úsalo. Fijá el valor de la apertura para conseguir la misma
profundidad de campo en todas las tomas y haz varias fotos con distintos
tiempos de exposición. Cuantas más fotografías tomés, más información tendrás y
mejores resultados podrás obtener en el tratamiento HDR posterior.
La
Guía de High Dynamic Range (HDR)
con Photoshop
Paso
1: Abrir las fotografía
Para ejecutar la utilidad de
HDR vamos al menú ARCHIVO -> AUTOMATIZAR -> COMBINAR PARA HDR. Lo primero
que hará Photoshop es preguntarnos por las imágenes que queremos fusionar.
En el ejemplo hemos
utilizado 3 imágenes JPG para poder contarlo más rápido, pero lo ideal es utilizar imágenes de más calidad, y
cuantas más, mejor (más rango dinámico cubriremos). Cuando
hayamos seleccionado todas las fotos, pulsamos el botón Aceptar. Si aparece el
mensaje "no hay suficiente rango
dinámico para construir un HDR" no te asustés, tiene solución.
Paso
2. Indicar datos de exposición
El siguiente paso es indicar
a Photoshop los datos de exposición de cada una de las fotos. Photoshop
necesita saber las diferencias de EV existente entre cada foto, para poder
ajustar internamente su histograma. Para ello se puede indicar la información
de dos maneras:
Indicar
a Photoshop las condiciones de sensibilidad ISO, velocidad de obturación y
apertura de diafragma con que se ha tomado cada una de las fotografías.
Indicar
el ajuste de EV de cada una de las fotos
Internamente, Photoshop
ajustará los datos, en caso de haberse utilizado la primera opción, a
diferencias de EV.
Paso
3: Ajustar el histograma
Al aceptar en la pantalla anterior,
llegaremos a una nueva ventana en la que Photoshop muestra en la parte central,
la imagen HDR resultante en grande. En la parte izquierda de la ventana veremos
cada una de las fotografías que se han utilizado para componer la forografía
HDR, y el la esquina superior derecha, el histograma resultante y la
profundidad de bits de la imagen. Es el momento de ajustar el histograma si lo
deseamos, y de cambiar el número de bits de profundidad a utilizar.
Paso
4: Conversión de HDR
Al cambiar el valor de
profundidad de bits, Photoshop nos mostrará la ventana de ajuste final de la
foto HDR.
Existen 4 métodos diferentes
para trabajar:
Exposición
y gamma
Compresión
de iluminaciones
Ecualizar
histograma
Adaptación
local
Aquí seleccionaremos el
método que más nos guste y ajustaremos las variables disponibles para el método
elegido.
Fotografía, y tenemos listo el
resultado
Paso
5: Resultado final
Al aceptar en la pantalla de Ajustes de
HDR obtendremos la imagen resultante con los parámetros elegidos. Ya solo queda
realizar los ajustes normales de cualquier.
"No hay suficiente
rango dinámico para construir un HDR"
Muchos de ustedes se
preguntaron por un error
que encuentran en Photoshop al intentar combinar varias imágenes para lograr la
fotografía HDR.
Después de indicar a
Photoshop las imagenes a utilizar, después de pulsar el botón Aceptar,
Photoshop comienza a realizar una serie de cálculos y os aparece un mensaje de
error que dice: "no hay suficiente
rango dinámico para construir un HDR"("not enough dynamic range to construct a useful
HDR image" para los que tengais la versión de Photoshop en
inglés).
El motivo es que Photoshop hace uso de la información EXIF asociada a
las fotografías y, si están trabajando con varias imágenes
sacadas de un mismo RAW, la información EXIF asociada a cada una de esas
imágenes es la misma.
La
solución pasa por "engañar" a Photoshop, cambiando o borrando la
información EXIF de las fotos. Si Photoshop no puede leer la información EXIF
de las imágenes, nos preguntará por los datos que necesita.
Para borrar la información
EXIF en Photoshop, simplemente teneis que ir abriendo una por una las fotos y
copiarlas en fotos nuevas. Al guardarlas, la información EXIF asociada a las
fotos se perderá en las imágenes nuevas.
El proceso es el siguiente:
- Abrimos una imagen
- Seleccionamos toda la
imagen
- Menú EDICION -> COPIAR
- Menú ARCHIVO -> NUEVO
(o Ctrl+N en Windows)
- Dejamos por defecto las
opciones que nos presenta Photoshop y pulsamos ACEPTAR
- Menú EDICION -> PEGAR
- Menú ARCHIVO -> GUARDAR
Repetimos estos pasos por
cada una de las fotos, y ya tenemos listo nuestro conjunto de imágenes para
poder procesarlas con HDR adecuadamente.
Bellos ejemplos de fotografías HDR
Como todos ustedes saben (al menos se enteran ahora) , la fotografía HDR se ha convertido en algo muy
popular. en el mundo de la fotografía digital, pues se pueden crear un efecto entre realidad y la
ilusión que sorprende que en todo momento. Solo un poco de explicación
(perdonar si me extiendo en el tema), sobre en que consiste la técnica
fotográfica
Las cámaras fotográficas no tienen esa capacidad de
adaptación y lo que hacen por medio del fotómetro (medidor de luz) es tomar una
media de las diferentes zonas y realizar la fotografía con ésta, de forma que
algunas zonas pueden quedar bien iluminadas pero a costa de que otras queden
oscuras y otras demasiado blancas.
Mediante las
técnicas de HDR se intenta subsanar este defecto de la fotografía consiguiendo
iluminar correctamente todas sus zonas aunque contengan cantidades de luz muy
diferentes. La técnica fotográfica HDR procesa las fotografías con la que se obtienen la imagen que incluye una
amplia gama de niveles de exposición en todas las zonas, desde las más
brillantes a las más oscuras. Esto se traduce en imágenes con enorme nitidez y
apreciación de detalles que le dan un aspecto increíble, algunas de ellas son
muy reales y otras les da un aspecto algo sobrenatural.
La imagen HDR final se
consigue combinando dos o más imágenes en una sola que incluye la nitidez de
las sombras más oscuras en una imagen subexpuesta y la nitidez de las luces más
brillantes en otra sobreexpuesta, eso se consigue variando el tiempo de
exposición. Algunas cámaras disponen de
la función que les permite efectuar un disparo pero guardando tres versiones (o
más) de la misma toma: valores determinados, subexposición y
sobreexposición, con valores indicados por el usuario.
Pero
toda esta explicación se puede resumir viendo algunos ejemplos que podemos
admirar en el artículo85 Examples of Beautiful HDR Photography,
de 2expertsdesign, donde encontramos un escaparate de 85 ejemplos de bellas fotografías realizadas con la técnica HDR.
Cada imagen está vinculada y conduce a la fuente de la que fue tomada. Te
recomiendo que explores las obras de esos fotógrafos de gran talento.
En
este otro artículo de DJDesignerLab,
50+
Fantastic HDR Pictures Collection. Tienes un buen abanico de fotos realizadas con
la técnica HDR. Las imágenes, infografía y fotografía, de imágenes de alto rango dinámico (HDR) es
un conjunto de técnicas que permiten un mayor rango dinámico de
luminosidad entre las áreas claras y más oscuras de una imagen digital.
Aquí
está otra colección que han preparasdo los de ArtPhotography, con una interesante colección de 20 bellas e impresionantes fotos HDR de
castillos, pues la fotografía HDR puede hacer las fotos un poco más
atractivas e interesantes, y si se toman correctamente. Las fotos HDR nos
muestran un punto de vista diferente. El secreto está en que las imágenes
estén bien expuestas, esta es la razón por la cual las fotos HDR se ven
tan atractivas. Las puedes encontrar en el artículo 20 Beautiful Examples of HDR Castle Photos.
Otra
selección que podemos admirar en el artículo 100 Mind Blowing HDR Photography, de SplashNology, una colección que
podemos admirar hasta 100
fotografías HDR que nos inspirarán y de paso disfrutaremos
viendolas.
Esta
es una muestra de 35 impresionantes
y bien ejecutadas fotos HDR, que son el resultado de la creatividad
de los fotógrafos combinada con algunas habilidades sobre HDR, una vez que
ves esto realmente te dan ganas de salir a la calle para tratar de emular
estas fotos. Este es el artículo 35 Most Beautiful HDR Photos to Blow Your Mind,
de GraphicAlerts. Un
"chute" de inspiración para cualquiera que le guste la
fotografía.
Algunos
les gusta las fotografías realizadas con la técnica HDR y a otros no.
Estos últimos alegan que no es realmente fotografía, que es demasiado
surrealista. Pero a mi entender me parece que es simplemente arte, algo
agradable de contemplar. Si no estás convencido de ello, dale un vistazo a
la lisa de fotos realizadas con
HDR por la noche, que podemos encontrar en Outstanding HDR Night Pictures, de Abduzeedo, seguro que te gustará,
no te dejarán indiferente.
Es
cierto que la creatividad y la originalidad demanda verdadera inspiración.
Por eso en el blog ThatIndieDude,
presenta una serie de artículos para ayudar a los lectores a encontrar
nueva inspiración en sus vidas, al menos más creativas y originales. En el
artículo HDR Photography: 55 Amazing HDR Pictures from Picasa,
nos deja una selección de 50
fotografías HDR para tu inspiración seleccionadas de Picasa. En el
artículo original puedes pulsar en cada una de las fotos que enlazan a la
página de Picasa, donde puedes ver más trabajos de estos fotógrafos.
También puedes ver más fotos en el artículo 50 Amazing HDR Pics from Flickr.
A
través del blog de FrancescoMugnai,
doy con una colección de 45
imágenes increíbles que seguro son una fuente de inspiración, las
puedes encontrar en 45 unbelievable HDR pictures +5 tutorials,
están realizadas con la técnica HDR, y por si fuera poco, añade 5 tutoriales que nos enseña a
cómo realizar este tipo de fotos tan espectaculares.
En la
colección que encontramos en SixRevisions,
encontrarás 30 fotos HDR de
fotogrfos con talento que comparten con todos bajo licencia Creative
Commons. en el artículo 30 Stunning Urban HDR Photos with Creative Commons
Licenses. La belleza y la calidad de estas fotos son
absolutamente increíbles.
Los
de SpeckyBoy, comentan que
con la técnica HDR, la ciudad más fea puede parece atractiva, pero si
tomas fotografías HDR de calidad, las ciudades más bellas del mundo se ven
desde una perspectiva diferente, son elementos diferentes de una escena
familiar que nunca habías notado antes. En el artículo encontrarás 50 hermosas imágenes HDR de 50 ciudades
del mundo. Las puedes encontrar en 50 Beautiful HDR Images from 50 World Cities.
El el
artículo 24 Astoundingly Beautiful HDR Images of Wildlife,
de Fudgegraphics,
encontramos 24 fotos tomadas con
la técnica HDR de la vida silvestre en la naturaleza, que hacen
justicia a la espectacular variedad de colores que podemos encontrar en
plena naturaleza.
Personalmente
me gusta todas las temáticas, pero soy consciente que no todos opinan
igual. Desde un punto de vista de un fotógrafo, la ciudad tiene también su
encanto, sobre todo si utilizas algunas técnicas que se aplican a la
fotografía, como puede ser la
HDR. En el artículo Amazing
HDR Photos of New York City, de Abduzeedo, nos muestra una increíble serie de fotos de la famosa ciudad de Nueva York
en HDR, según dicen la "ciudad que nunca duerme".
Las fotos proceden de diferentes sitios como Flickr y DeviantArt
.
Impactantes ejemplos ilustrativos de la
fotografía HDR, que nos dejan los de Pokkisam. Con las técnicas de
fotografía HDR, se puede conseguir la toma perfecta, donde se puede ver la fusión de la realidad y la
ilusión. Tal y como puedes ver en Striking and vivid examples of HDR photography.
Los
de InspirationFeed, han
reunido en su artículo 45 Amazing Examples of HDR Photography,
una impresionante colección de
hermosas fotografías realizadas con la técnica HDR, encontrarás
algunas imágenes asombrosas que te harán mirarlas dos veces.
Mucho
se puede y se ha dicho acerca de cómo hacerlo y cómo no tomar fotografías
HDR. Sin embargo, creemos que lo mejor es el aprendizaje con el ejemplo.
En el artículo 30 Stunning HDR Photos by
Trey Ratcliff , de DPShots,
donde han recogido 30 fotografías
HDR tomadas en todo el mundo por uno de los más expertos en esta técnica,
Trey Ratcliff. Si te gusta este tipo de fotografía, lo más probable
es que haya llegado a través de su perfil de Flickr
o su blog StuckInCustoms.
Trey Ratcliff es un fotógrafo muy famoso, especialmente en el area de
viajes y fotografía HDR. Son algunos de las fotos HDR mejores disponibles
en la actualidad.
Imágenes
de arquitectura con HDR, una combinación de procesamiento de imágenes, que
permite un mayor rango dinámico de detalles entre las áreas más claras y
más oscuras de una imagen digital. En el artículo 30 Stunning Examples Of HDR Architectural Photography,
de BestFreeWebResources,
han recopilado 30 impresionante
bellos ejemplos de la fotografía de HDR en arquitectura.
En el
artículo 30 Extremely Beautiful HDR Nature Photos,
de Designzzz, donde
encontramos 30 fotografías HDR de
la naturaleza de las más bellas disponibles en línea. Estas
imágenes son tomadas de Deviant
Art.
En
esta ocasión encontramos fotos de
árboles en HDR, las fotos con esta técnica son siempre llamativas,
y esto ejemplo es una buena muestra de ello. Las podés ver en el
artículo Beautiful HDR Tree Photographs, de Designzzz, espero que lo
disfruten se inspiren.
Hay
muchos otros ejemplos más de fotografías HDR en Flickr, que son
realmente impresionantes, como las incluídas en el grupo HDR & EDR.
Si tienes algún otro ejemplo para mostrar, puedes dejarlo
por favor en un enlace en el cuadro de comentario. Así podemos ampliar los
ejemplos para inspiración.
Apéndice
El posado:
¿fotografía para expertos?
Dicen algunos fotógrafos que hacer
un posado está al alcance de muy pocos.
Que requiere un control total de
nuestro equipo, de la luz, del escenario y de la modelo. Demasiados parámetros,
pues, para un sencillo aficionado. Sin embargo, esta afirmación es
-probablemente- algo exagerada. Cierto es que no disponemos ni de la cámara
perfecta ni de la iluminación más adecuada, pero, con un poco de maña, querer
es poder. Por Eduardo Parra
Un posado es una foto especial. No es tan personal como
puede serlo un retrato, pero sí que puede ser tanto o más lograda. El retrato
“artístico” nos concede una serie de licencias que en otro tipo de tomas no
podemos aceptar. Podemos omitir que el modelo mire a la cámara; podemos
prescindir de alguna regla de composición; podemos saltarnos normas del uso de
la luz, o podemos dejar de lado alguna ley de enfoque.
El principio
El posado, entendido convencionalmente, es una foto de
cuerpo entero o de plano americano, o incluso de plano medio. Un plano más
cerrado estaría saltando de categoría en categoría, pues se encuentra en la
línea que separa a un posado de un retrato y no quedaría clara nuestra
intención. Un buen posado necesita de la actuación del sujeto fotografiado. No
vale con quedarse quieto mirando al objetivo y tampoco podemos dejar que el
modelo actúe libremente para desinhibirse. La posición del cuerpo es
importantísima, tanto como lo es la posición de las manos o de la cabeza.
Esto no significa que no quede lugar para la improvisación. Decirle a una
persona: “Pon el brazo aquí y no te muevas”, no es la mejor forma de preparar
la pose. Frases que sugieran los movimientos como “solltáte el pelo” o “cúbrite
el pecho con los brazos” son mucho más efectivas, puesto que dan una directriz
al sujeto que éste interpreta como mejor le parece, dando lugar a poses mucho
mas naturales y variadas.
La interacción -una palabra de moda- del sujeto fotografiado
con los elementos de la escena también suele ser sinónimo de buen resultado.
Apoyarse aquí o agarrarse allá es una de las mejores maneras de conminar a
nuestro aspirante a modelo a que desinhiba su cuerpo para ofrecer poses más
desenfadadas.
Aprovechar los elementos presentes en el escenario para interactuar con ellos
permite al modelo adoptar posturas más naturales y agradables hacia la
cámara.
Al tema mencionado -interactuar con la escena-, tenemos que teconsiderartambién
que no es lo mismo un desnudo artístico, que un posado de nuestra hermana con
traje de comunión, o que unas fotos que van a ilustrar un documento del trabajo
o para la universidad. Esto significa que la elección del escenario es también
vital. Así pues, un posado de moda, por ejemplo, aceptará prácticamente
cualquier localización, mientras que una toma de comuniones quedaría
francamente extraña en la estación de tren de nuestra localidad.
Detalles técnicos
La elección de focales para un posado suele ser sencilla:
angulares. Un teleobjetivo obliga a alejarse en exceso y junta demasiado los
planos. Un angular moderado permite una toma a una distancia lo suficientemente
cercana como para que podamos dar las pertinentes órdenes, y separa el sujeto
del fondo para evitar una sensación de amontonamiento. Esta sensación,
precisamente, puede producirse porque los fondos en los posados suelen
mantenerse enfocados -aunque esto es más una cuestión de gusto personal que de
mera teoría-, entre otras cosas porque el propio uso de focales cortas
disminuye el nivel de desenfoque del fondo de la toma.
Las focales más convencionales en la fotografía de posado son los angulares.
No sólo permiten separar los planos del fondo para distinguir el sujeto del
entorno, sino que además atorgan una cierta libertad y desahogo al modelo
En el campo de la iluminación tenemos tres opciones
(olvidándonos de un equipo profesional de luces): una primera es tirar con sol;
otra, tirar con flash, y una tercera es combinar ambas. Es una verdad de
Perogrullo, pero, efectivamente, esta última combinación de luz natural y
artificial es la que mejores resultados ofrece. Siempre empleando la luz solar
lateralmente, para rellenar luego las sombras con nuestros pequeños pero
efectivos flashes integrados.
El diafragma, un
colega olvidado en el mundo digital
En gran parte de las cámaras digitales contamos con una
opción que muchas veces es menospreciada o simplemente ignorada. En las cámaras
compactas de carrete el 90% de las funciones de la cámara eran automáticas y no
permitían que jugásemos con ellas. Con la llegada del mundo digital esto ha
cambiado y muchas de las nuevas máquinas nos ofrecen un amplio abanico de
posibilidades, aunque a veces no sepamos cómo llegar hasta ellas. Una de las
llaves para acceder a este nuevo mundo se llama diafragma.
Nuestra nueva y maravillosa máquina plateada reluce brillante nada más sacarla
de la caja. Miramos, remiramos y tocamos todos los botones. Probamos todos los
programas y hacemos decenas de fotos. Las descargamos en el PC y sacamos
conclusiones. Algo nos falla. Nuestras fotos aún no son las de un maestro.
Probablemente tardaremos más de lo que nos llevará leer estas líneas en
convertirnos en maestros, pero por algo se empieza. Y en eso estamos.
Como sabemos (y si no, lo contamos ahora), el diafragma o,
hablando con propiedad, la abertura del diafragma, indica la intensidad de luz
que llega hasta el CCD de la cámara. Las aberturas pequeñas se corresponden con
un número -llamado número f- grande y las aberturas grandes con un número f
pequeño. Por simple lógica, sabemos que a mayor abertura más luz incide en el
CCD, pero cuidado cuando uséis las aberturas mayores de la cámara pues es
posible que aparezcan distorsiones en la imagen debido a aspectos puramente
técnicos de las lentes. Dejando esto aparte, el diafragma está asociado a la
velocidad de obturación de la cámara, de forma que en condiciones normales la
variación de uno de ellos implicará una variación "similar" del otro,
pero en sentido contrario. Aparte de todo esto, hablar del diafragma comporta
hablar de otro concepto de importancia: la profundidad de campo.
La profundidad de
campo se aplica a la zona de nitidez aparente
de la imagen. La denominamos aparente porque el único punto nítido puro es
aquel donde la cámara enfoca, y tanto por delante como por detrás de él la nitidez
ya no será del 100%. De todas formas, es posible que esté tan cerca de este
porcentaje que a simple vista nos lo pueda parecer.
Aunque la profundidad de campo viene determinada por el
diafragma, el tipo de objetivo y la distancia de la cámara al sujeto, nosotros
vamos a concentrarnos -en esta ocasión- en los efectos causados por el
diafragma. Si lo abrimos -recordemos: números f menores-, disminuye la
profundidad de campo, y si lo cerramos, aumenta.
El desenfoque, puerta abierta a la creatividad
Una de las diferencias que hay entre fotógrafos de
"andar por casa" y fotógrafos avanzados es el uso creativo de la
profundidad de campo. Los fotógrafos más novatos piensan que una foto es buena
si todo esta nítido, es decir, que tenemos profundidad de campo desde el primer
plano hasta el infinito, independientemente del tipo de foto que estemos
haciendo. Esta certeza puede ser correcta en caso de paisajes, por ejemplo,
donde no hay un plano que tenga especial relevancia sobre los demás.
En los paisajes no hay ningún plano que prevalezca sobre los demás. Desde el
primer al último término todo debe quedar enfocado. Para evitar fallos de
profundidad de campo, enfocaremos al punto más alejado que aparezca en el
visor. Además, siempre que podamos emplearemos un trípode porque al emplear
altos diafragmas necesitaremos velocidades de obturación relativamente
lentas.
Sin embargo, en los retratos la profundidad de campo y el
desenfoque diferencian una foto con fuerza de una foto plana. La mejor forma -y
muchas veces la única- de llamar la atención del espectador sobre un punto
concreto es dejar ese punto nítido y desenfocar todo lo demás.
Esta imagen es el ejemplo más común de retrato. El fondo no nos interesa para
nada, y por eso lo desenfocamos, para que la atención se vaya íntegramente al
rostro y nada nos distraiga. Aunque es un efecto sencillísimo en condiciones
de luz abundante, como puede ser en verano a las tres de la tarde, puede
darnos velocidades demasiado rápidas para nuestra máquina. Para paliar un
poco este "efecto secundario", utilizamos el ISO más bajo de la
cámara.
f 11 - 1/20 s (prioridad a la abertura), ISO 320
El fondo enfocado o muy ligeramente desenfocado permite apreciar detalles.
Estos detalles distraen la atención del motivo principal y la imagen en
conjunto quedará confusa y carente de fuerza. Este fallo suele aparecer al
emplear el modo de prioridad a la velocidad o programa, ya que se selecciona
una velocidad relativamente lenta, 1/100 ó 1/125 segundos, y nos olvidamos
del diafragma. Cuando hagáis retratos no olvidéis que tanto la velocidad de
obturación como el diafragma son igual de importantes.
En las cámaras digitales este desenfoque es mucho más
difícil de conseguir que en una cámara de carrete, debido a consideraciones
técnicas debidas al tamaño del CCD. No obstante, es necesario concienciarnos de
que ese desenfoque existe, por leve que sea, pues una falta de nitidez en el
plano principal por mínima que sea, echará por tierra toda la imagen.
La mejor forma de emplear con profesionalidad el desenfoque
es usando el modo manual, aunque para empezar será mejor que usemos la
prioridad a la abertura. Este modo es sencillo y práctico: a una abertura que
nosotros fijamos, la cámara elige la mejor velocidad de obturación. Así,
podemos seleccionar un diafragma muy abierto para desenfocar un fondo y
olvidarnos de él. Aunque parece sencillo, hay que tener un ojo puesto en la
velocidad de obturación, pues si hay carencia de luz la velocidad puede ser
demasiado lenta y si no nos damos cuenta aparecerán trepidaciones... y entonces
se fastidió el tema.
Pero las grandes aberturas no son el fin del mundo, los
diafragmas cerrados también tienen su utilidad. Nos permiten, por ejemplo,
reducir la intensidad de la luz que llega al CCD, forzando a la cámara a usar
velocidades de obturación lentas para poder captar el movimiento en la toma.
Empleando un alto diafragma, fácilmente podremos sacar una foto enfocada de
un cuerpo que se acerca o aleja de la cámara. "Apuntaremos" al
punto donde pensemos que vamos a disparar y luego esperaremos a que el cuerpo
en cuestión alcance ese punto. La ventaja es que no tendremos que reenfocar
constantemente ya que al contar con una amplia profundidad de campo tendremos
un margen más o menos amplio para obtener nitidez, como se ve en este ejemplo,
donde todo el tren está a foco.
Además, y siguiendo con la profundidad de campo, los
diafragmas cerrados nos darán nitidez en una amplia zona de la imagen. Esto nos
es útil para fotos donde ningún plano prevalece sobre el resto, como puede ser
un paisaje o una foto de un gran grupo de personas. Pero por si fuera poco, un
diafragma cerrado nos va a permitir hacer con facilidad tomas de sujetos que se
acercan o alejan de nosotros. Esto lo lograremos porque aunque tardemos en
disparar después de enfocar y el sujeto haya variado su posición, aún seguirá
(depende de lo cerrado que esté nuestro diafragma) en zona de nitidez. El
diafragma lleva a un mundo que a vosotros os toca descubrir. Adelante.
La velocidad de
obturación: hasta 1/125 y más allá
Cuando acabamos de estrenar cámara digital, muchas veces nos
sorprendemos con la impresionante gama de opciones que ofrece. Es un salto
enorme respecto a las cámaras compactas de carrete que, generalmente, limitaban
sus opciones a hacer la foto con o sin flash, y punto. Una de estas opciones es
la velocidad de obturación. Cuando en un instante queremos capturar la
realidad, no hay inconveniente. El problema aparece cuando la realidad dura más
de un instante. Aunque lo pidiese Groucho Marx, el mundo no se parará.
A estas alturas, ya sabemos que el obturador es el dispositivo mecánico que
determina el tiempo de exposición de la película o el CCD -en el caso de las
cámaras digitales-, a la luz. Este tiempo viene dado por la relación entre la
velocidad de obturación, el diafragma y la sensibilidad de la película o el
CCD. Dado que la cantidad de luz para una misma sensibilidad es siempre igual,
una abertura del diafragma mayor implicará una velocidad de obturación más
rápida, y viceversa.
Puede ser una verdad de Perogrullo, pero no es lo mismo una
foto movida que una con movimiento. En poco tiempo descubriremos que éste es
otro de los pilares de la fotografía. Lo más normal para los advenedizos es
alucinar con las máximas velocidades de obturación y olvidar que antes de 1/125
segundos hay también una gran gama de velocidades. El modo de prioridad a la
abertura permite a la cámara, como sabemos, seleccionar un diafragma
automáticamente para una velocidad que nosotros determinamos. Es el que vamos a
usar.
Vamos a partir de la base que a cada situación le
corresponde una velocidad; es decir, que la velocidad rápida para una cosa
puede ser lenta para otra (comparemos, si no, una bala con un balón). Teniendo
esto presente, no podemos generalizar los conceptos de velocidades lentas y
rápidas, aunque para entendernos podemos decir que las velocidades menores de
1/100 segundos empiezan a considerarse lentas, y las mayores, rápidas.
El movimiento congelado se obtiene, evidentemente, con altas
velocidades de obturación. Esta técnica es tan sencilla como apuntar y
disparar, pero lo que sí requiere es un poco de ojo fotográfico para saber
emplearla. De poco nos servirá usar 1/4000 segundos para fotografiar la torre
de Pisa porque -así lo esperamos- no tiene por que moverse mientras tomamos la
imagen. Esta modalidad de disparo la reservaremos para capturar momentos
especiales, que pasan desapercibidos al ojo humano por su extrema velocidad,
como puede ser un pájaro que vuela o un globo que explota.
Si usásemos una velocidad inadecuadamente baja, sólo
obtendríamos un borrón más o menos acusado y carente de detalle. Es importante
asegurarnos una buena iluminación, ya que al forzar la velocidad de la cámara
necesitaremos diafragmas muy abiertos. Ello puede derivar en dos problemas: que
nuestro diafragma más abierto sea aún demasiado cerrado (y sacaremos una imagen
oscura), o que al contar con poca profundidad de campo -debido al diafragma-
para fotografiar un objeto que se mueve velozmente obtengamos una toma
desenfocada.
Si hubiésemos elegido una velocidad lenta, en este caso no
tendríamos más que una mancha blanca en la pantalla. En una secuencia tan
rápida como es una montaña rusa, las altas velocidades son esenciales para
capturar el movimiento. Si le añadimos agua a la escena, las velocidades se
hacen imprescindibles. Aun así, no nos engañemos: el simple hecho de usar una
velocidad rápida no soluciona la toma; será necesario tener buen ojo para
disparar y capturar ese instante irrepetible que sólo va a durar una
pequeñísima fracción de segundo. Y cuidado con el lag o retardo de las
cámaras, que aquí juega en nuestra contra.
Movete, pero movete con ritmo
Las velocidades más bajas de la cámara, aun siendo las más
impopulares, son las que más posibilidades creativas ofrecen. Será muy
recomendable contar con un trípode o monopié para no padecer trepidaciones; en
otras palabras, una imagen a la que comúnmente consideraríamos movida.
Una de las imágenes que podemos captar a baja velocidad es
la que coloquialmente llamamos estela. Son muy útiles cuando queremos plasmar
el movimiento de un objeto en una imagen fija. Si nos limitamos a congelar el
movimiento, es muy posible caer en la típica imagen en la que el sujeto parece
quieto e irreal, y perderemos toda la magia.
Imagen congelada incorrectamente. ¿Sube? ¿Baja? ¿Está inmóvil? Aquí,
la magia de la fotografía brilla por su ausencia. Hemos convertido una
magnífica instantánea cubierta de velocidad frenética en una postal plana que
no acaba de representar la realidad. En estas situaciones en las que queremos
inmortalizar lo que se mueve a gran velocidad, congelar su movimiento no es
hacer justicia a la realidad.
En este tipo de imágenes hay dos opciones. La primera es
aquella en la que no nos interesa el sujeto que se mueve, sino su movimiento.
Es útil, por ejemplo, para fotografiar el pelotón de la vuelta ciclista a su
paso por un punto característico, olvidándonos de los sujetos individuales.
1. Buena captura del movimiento.
¿Tendrá valor el policía o no le queda más remedio? La esencia de la realidad
es aquí totalmente palpable: un hombre solo esquivando decenas de coches que
pasan junto a él a toda velocidad. Aquí no hay duda: los coches van a toda
pastilla. 2. Mala captura del movimiento. Aquí
los coches circulan a toda pastilla por mitad de la ciudad... Pero nadie se
enterará si no se lo contamos. El fondo sería la referencia perfecta para
plasmar en la imagen la locura de la carretera. Aquí, por desgracia, en lugar
de la ajetreada vida madrileña tan sólo vemos un coche que, ¿quién sabe?,
puede estar detenido en un semáforo...
La segunda opción es la de captar un objeto que tiene un
movimiento propio, pero que al mismo tiempo permanece estático. Es el caso, por
ejemplo, de una fuente -elemento estático-, con el agua fluyendo. Cuando usemos
este método necesitaremos un punto fijo de referencia, que generalmente será el
fondo, inmóvil, pero que puede ser cualquier otra cosa: una persona, un
edificio, o incluso una parte del propio sujeto. Además, será necesario, como
se ha dicho, utilizar un soporte y emplear un disparador a distancia -o el
temporizador- para evitar movimientos de la cámara.
1. Captura errónea del movimiento en un
sujeto estático. Lo que vemos en este ejemplo es el resultado de abusar
de las altas velocidades. Tenemos un gran detalle y vemos el sujeto en todo
su esplendor... Pero algo nos falla. ¿Estaba apagado o roto? ¿O simplemente
nos equivocamos al tirar la foto? 2. Captura adecuada del mismo
movimiento. Ahora todo cambia. El sujeto está igualmente capturado con
todos sus detalles, pero en esta toma podemos ver qué funciona y cómo lo
hace. Hemos ganado fuerza en la toma y una riqueza compositiva que antes no
existía.
El barrido es el último uso de la velocidad de obturación
que vamos a tocar. Como su nombre indica, se trata de barrer una porción de
realidad con la cámara, captando un ángulo mayor que el del objetivo empleado.
Este modo de trabajo es muy útil cuando queremos dar una sensación de
movimiento pero necesitamos capturar los detalles del sujeto que se mueve. Es
algo así como invertir la realidad, dejando fijo en la foto lo que en la
realidad está en movimiento y mover lo que está quieto. El proceso, esta vez,
sí que requiere un pelín de pericia y más de una foto mal hecha. En realidad,
el barrido no es más que seguir con la cámara el sujeto que se mueve ante
nosotros dejando el obturador abierto. También es recomendable el uso de un
trípode, aunque es cierto que con un poco de práctica podremos prescindir de
él, ya que, aunque el tiempo sea bajo, hay un movimiento en arco de la cámara
que ocultará un poco las trepidaciones. Lo mejor para dominar esta técnica
-como casi siempre- es practicar mucho, sobre todo en el mundo digital, donde
el lag (retardo en el disparo) de las cámaras es amplio y se hace necesario
conocer muy bien la máquina de cada uno para saber con certeza cuándo hay que
apretar el botón.
El proceso es el siguiente: el sujeto debe pasar perpendicularmente
a nuestra mirada; de no ser así, habría problemas de tamaño y la imagen
posiblemente se falsearía. Cuando esté acercándose al punto donde pretendemos
disparar, empezamos a girar la cámara sin perder el sujeto del visor. Llegado
éste al punto deseado, disparamos y seguidamente acompañamos con la cámara su
movimiento. Es importantísimo realizar este seguimiento un par de segundos
después de cerrarse el obturador, para asegurarnos que hemos atrapado todo el
movimiento del sujeto y no nos hemos quedado a medias. Con todo esto, lo que
habremos conseguido -esperemos- será un sujeto inmóvil con el resto de la
imagen movida.
1. Barrido correcto. En esta
ocasión, sí que hemos dado de lleno. La velocidad se ajusta perfectamente a
nuestro movimiento, logrando una captura casi perfecta. El disparo, además,
se ha efectuado justo cuando la moto pasaba por delante de la cámara,
logrando captar el sujeto en todo su detalle. Es necesario tener en cuenta el
fondo, pues debido a nuestro movimiento podemos pasar de una zona pobremente
iluminada a una con mucha luz. Eso sí, corriendo el riesgo de quemar los
demás planos. 2. Barrido incorrecto.. Una mala
elección de la velocidad o el hecho de dejarse llevar por la precipitación
pueden dar lugar a errores sin remedio. En este ejemplo la velocidad del
sujeto resulta demasiado alta en relación a nuestro movimiento, pero además
se ha iniciado el disparo demasiado pronto. El sujeto no aparece
perpendicular a nuestro objetivo, sino en ángulo, lo que dificulta aún más el
poder lograr una captura nítida de su movimiento, propiciando un alto riesgo
de pérdida de foco.
El flash... y la
luz se hizo
Uno de los recursos que comparten las cámaras digitales con
las de carrete es el flash. Prácticamente todas las cámaras de aficionado, ya
sean analógicas o digitales, incorporan un flash más o menos potente. Del
mismo modo que todas las cámaras profesionales carecen de él. El flash es,
básicamente, una luz auxiliar que se descarga mientras el obturador permanece
abierto; bien sea mucho tiempo o tan sólo un instante
Pueden ser más o menos potentes, ir incorporados en la
cámara o funcionar aparte. Algunos usan baterías y otros se enchufan a la
red, pero todos tienen el mismo color de luz: blanca, igual que el Sol.
Ciertamente, los flashes son toda una fuente de creatividad en si mismos. Un
buen conocimiento y uso de ellos nos permitirá modelar la luz a nuestro
antojo. Y, si podemos manipular la luz, manipulamos el mundo.
Siempre podremos sacarle un mejor partido a la luz
artificial si contamos con flashes ajenos a la cámara, bien sea controlados
por una célula fotoeléctrica, bien sean los más grandes de estudio. El poder
mover la fuente luminosa y dirigir el destello hacia donde nos apetezca es el
cenit de la fotografía. Por norma, los aficionados y usuarios medios carecen
de un estudio propio con media docena de flashes, y tampoco son muchos los
que pueden permitirse un flash externo tras gastarse un buen fajo de billetes
en una nueva perla digital. Por eso, en esta ocasión vamos a hablar de los
flashes ajustándonos a nuestras posibilidades. Sin embargo, no nos vamos a
quedarnos cortos.
El primer concepto que tenemos que tener muy claro es que
el destello del flash tiene un alcance determinado y generalmente muy escaso,
apenas unos metros. Es inútil fotografiar la luna llena de otoño por la noche
usando el flash de la cámara. El destello jamás la alcanzará.
Olympus E-20, f5, 1/80
s, ISO 80
Flash Metz 54 MZ 3 con luz de relleno
Una mala elección de parámetros en el flash puede ocasionar que el destello
se quede corto. Esto conlleva un oscurecimiento de la toma que, probablemente, la inutilizará. Para evitarlo, es necesario ser conscientes
de la potencia de nuestro flash a la hora de alejarnos del sujeto.
El segundo concepto que debemos asimilar es el referente a
los reflejos. Una superficie mate refleja la luz, pero no el destello. Una
superficie brillante, además de la luz, refleja el destello. Aunque pueda
parecer que es un mal menor, un destello mal colocado puede estropear la
foto. Los destellos bien colocados, por desgracia, son difíciles de conseguir
con un equipo de aficionado.
Incluso las superficies mates pueden reflejar el destello, si estamos
demasiado cerca. Lo ideal en estos casos sería rebotar la luz, pero en las
cámaras compactas no es posible. Un remedio consiste en cubrir el flash con
una fina hoja de papel vegetal y modificar los parámetros para aumentar
ligeramente la potencia.
El tercer concepto es el de las sombras. Cuidadas y
modeladas serán un gran apoyo creativo. Por desgracia, los flashes montados
en la cámara suelen dejar una incómoda sombra pegada al sujeto que se
fotografía. Es también bastante común observar tomas en las que se proyecta
la sombra de un objeto sobre el sujeto. Es fácil echar fuera a un obstáculo
del encuadre, pero su sombra seguirá proyectándose con el riesgo de aguarnos
la foto, si no tenemos cuidado.
Los flashes que se disparan en la misma dirección del objetivo sin usar
difusor producen una sombra dura y negra justo detrás del sujeto. Este
efecto es altamente perjudicial para la fotografía, ya que desvía la
atención, desequilibra la composición y, sencillamente, queda mal. Para
evitar todo esto, lo mejor es colocar un difusor delante del flash o
intentar rebotar la luz, algo imposible con los flashes incorporados.
Por último, nos fijaremos en el valor ISO. Este valor
determina la sensibilidad del sensor de imagen o CCD a la luz y,
evidentemente, cuanto mayor sea, más alcance tendrá el flash. Aunque hay
formas de calcular este alcance, lo mejor para nuestro propósito será salir a
la calle y experimentar mucho con todas las variaciones que podamos.
Más allá de la luz
El uso correcto del flash nos planteará más problemas que
soluciones hasta que le cojamos el truco. Una de las cosas a las que
deberemos acostumbrarnos desde el primer día que trabajemos con flash es que
este aparato sirve para algo más que iluminar una escena oscura. Para mucho
mas.
Hay ocasiones en que no tenemos que fiarnos del
exposímetro de la cámara. Es posible que tengamos luz suficiente para una
toma, pero si hay sombras incómodas de por medio, podemos estropear la
imagen. Si usamos el destello del flash en el disparo, podemos eliminar
fácilmente esas sombras en la escena. Aquí será necesario valorar si es
preferible prescindir de los efectos de la luz del sol y sufrir las sombras,
o correr el riesgo de sacar una foto con iluminación plana, pero sin sombras.
Las sombras producidas por las ramas de un árbol pueden eliminarse
fácilmente con un destello de flash. Sin embargo, hay que tener cuidado. La
diferencia de tonos entre las luces y sombras puede engañarnos y ocasionar
una toma subexpuesta o sobreexpuesta.
El flash también nos será de enorme utilidad a la hora de
equilibrar las luces cuando fotografiemos un motivo delante de una ventana u
otra fuente de luz. Es lo que se denomina un contraluz. El problema de esta
situación es que, si no usamos flash, la luz trasera del motivo no le
iluminará frontalmente –como es lógico-, pero sí incidirá en el exposímetro
de la cámara. Si medimos sobre el sujeto, éste estará correctamente expuesto,
pero por contra tendremos un fondo completamente sobreexpuesto. Si lo que
medimos es el fondo, obtendremos un fondo correcto pero un sujeto a todas
luces oscuro.
Una medición general de la toma nos engañará en situaciones donde el sol o
la fuente luminosa esté a la espalda del sujeto. En estos casos es casi
imprescindible medir sólo en el sujeto y usar un flash para
compensar.
Probablemente, la mayoría de nosotros nos conformaremos
con sacar unas fotos con luz suficiente. Sin embargo, si queremos ser algo
más que simples aficionados, hay que exprimirse la materia gris y sacar
soluciones de donde no las hay. Vamos a partir de la hipótesis que no buscamos
la perfección -aún. No disponemos ni de tiempo ni de dinero para hacerlo,
pero podemos sorprender a nuestros amigos y familiares más ignorantes
–fotográficamente hablando- con una iluminación algo fuera de lo normal.
¿Cómo? Con las luces apagadas y una exposición larga podemos improvisar un
flash externo con cualquier cámara compacta que tengamos. Lo bueno de nuestra
máquina digital, como bien sabemos, es que nos permite realizar probaturas
tantas veces como sea necesario hasta que obtengamos los parámetros de
abertura, sensibilidad y distancia adecuados.
En esta toma se empleó una cámara sobre trípode, con una exposición de
treinta segundos en total oscuridad. Con una vieja compacta de carrete se
disparó un destello lateralmente, obteniendo un resultado que, si bien es
fácilmente criticable por un aficionado avanzado, sorprenderá gratamente a
familiares y amigos poco familiarizados con nuestro mundo.
El modo B, esa
adorable (e incomprendida) criatura
Si hay algo que aparece en muchas de las cámaras digitales
y jamás habíamos encontrado en nuestras familiares compactas de carrete, es
el modo B (bulb). A medio camino entre un modo de exposición y una velocidad
de obturación especial, encontramos una posibilidad de trabajo que los
diseñadores no saben muy bien dónde colocar. Sin embargo, ahí está. Y en el
mundo digital, si hay algo que tenemos claro, es que las opciones que las
cámaras presentan
ante nosotros están para ser empleadas.
Lo cierto es que este modo es tan extraño como desconocido, y del mismo modo
es tan difícil de emplear como satisfactorios son sus resultados cuando se
usa con acierto. De hecho, es un modo tan poco empleado que ni siquiera hay
unanimidad a la hora de situarlo en las cámaras. En unas aparece con una
posición propia en el dial principal, en otras aparece como parte del modo de
prioridad a la velocidad y en otras lo encontramos tras buscar y rebuscar en
los menús avanzados de la cámara. Algo tendrá que lo hace tan especial.
En
efecto, algo tiene. Lo primero que llama la atención a la hora de usar este
modo es que el exposímetro se desactiva. Aunque en un principio sea chocante,
ello tiene su explicación lógica: lo que permite este modo es mantener el
obturador abierto mientras se mantenga pulsado el botón disparador, y dado
que la cámara no sabe cuánto tiempo va a permanecer el obturador abierto, no
puede precisar qué diafragma va a ser necesario. Lo segundo es que este modo
nos pide inexcusablemente un trípode o, cuanto menos, un apoyo para la cámara
y, si de paso, utilizamos un disparador a distancia o un temporizador, mejor
que mejor. Lo tercero es que, sin remedio, una pregunta nos vendrá a la
cabeza ¿para qué usar este modo teniendo los otros?
El porqué de las
cosas
Vamos a partir del hecho que usaremos este modo para
exposiciones largas. Esto está claro. En verdad, sería algo más que difícil
poder afinar una exposición corta –por ejemplo, 1/250 segundos- manualmente.
Sin embargo, tampoco podemos asegurar al cien por cien una correcta
exposición larga. Esto nos lleva a una afirmación muy cierta: la duración de
la exposición en modo B no necesita una gran precisión. El segundo punto que
tendremos en cuenta es que podremos detener la exposición –con un pequeño
margen de tolerancia- cuando nosotros queramos, y esto también tiene su
importancia.
Puestos a buscar, encontraremos pocas situaciones
cotidianas en las que cualquiera de los otros modos de exposición –prioridad
a la abertura o a la velocidad, programa o manual- no sean adecuados. Y sin
embargo, las hay. Las estelas, fotográficamente hablando, son un reguero de
luz que queda reflejado en la fotografía y marca el camino por donde una
fuente luminosa ha pasado. Este recurso se emplea profusamente para dar
sensación de movimiento acelerado, como el de los coches circulando
rápidamente por la ciudad.
1. El rastro luminoso de los faros
de un coche nos llevará a pensar que ha pasado a toda velocidad ante
nosotros. Es importante en estos casos probar un poco con distintos
diafragmas antes de hacer la toma definitiva para evitar que, debido a la
alta exposición y la contaminación luminosa, la toma quede
sobreexpuesta. 2. La elección de un diafragma
demasiado abierto provoca un serio problema de contaminación sumisa que
hace desaparecer cualquier efecto creativo que queramos dar a la
toma.
Parece un tanto rebuscado, y a decir verdad lo es, pero
gracias a este modo obtendremos agradables efectos que de otra forma no
podríamos conseguir. Los primeros intentos realizados con el modo B para
tomar fotografías probablemente resultaran infructuosos. Nuestro esfuerzo
derivará en trepidaciones, colores irreales y sobreexposiciones. Pero todo es
cuestión de práctica y, por supuesto, de paciencia.
Con un poco de creatividad podemos obtener curiosos efectos como el de la
imagen. Todo depende de la capacidad creativa del fotógrafo para convertir
una mancha luminosa en una fotografía original.
Hay que tener en cuenta que a la hora de fotografiar
elementos con luz propia nos encontramos ante una fotografía difícil, y más
aún si la fuente lumínica está en movimiento. Si tenemos objetos estáticos y
una luz que se mueve, no habrá mayor problema que el de la iluminación de los
primeros, pues aunque la fuente luminosa quedará bien expuesta, es más que
probable que el resto quede oscuro. Para contrarrestar este defecto
emplearemos el flash. Lo ideal es prepararlo para que se dispare justo antes
de terminar la exposición, lo que técnicamente se denomina segunda
cortinilla. Algunas cámaras no ofrecen esta opción, por lo que tendremos que
conformarnos con usar el flash al principio de la exposición. No obstante, el
flash no es el agua milagrosa de los futbolistas, y nos encontraremos con
situaciones en las que resulta totalmente inútil.
Si prescindimos del uso del flash, el resultado será, con toda probabilidad,
una imagen movida, desenfocada y con severos problemas de color debido a la
contaminación lumínica. El mejor remedio par esto: un destello del
flash.
A pesar de todo, el modo B tiene una serie de problemas.
Uno de los principales es que corremos el riesgo de saturar la imagen con
estelas sin sentido y perder el motivo que no emite luz o el fondo.
1. Si dejamos el obturador abierto
demasiado tiempo, lo único que tendremos será una succión de estelas que se
superponen entre sí, sin orden ni concierto. Una gran ventaja del modo B es
que podemos detener la exposición a voluntad. 2. Con el tiempo correcto
tendremos una perfecta imagen del motivo, su inicio y su recorrido.
Obtenemos así una bonita imagen totalmente fuera de lo común.
Esto ocurrirá cuando el tiempo que mantengamos el
obturador abierto se prolongue en exceso. Y es un error bastante común, ya
que cuando encuadramos una fuente luminosa, deseamos captarla el máximo
tiempo posible, sin percatarnos que con el movimiento lo único que lograremos
es saturar y saturar la imagen con su estela. El segundo problema que nos
puede surgir es tan simple como que el sujeto que se mueve lo haga demasiado
rápido o con poca intensidad. De esta forma obtendremos una más o menos
correcta exposición del fondo, pero el sujeto que emite la luz se perderá en
la nada. Para evitar esto, será necesario realizar alguna prueba y encontrar
el diafragma adecuado.
La temperatura de
color: la importancia del balance de blancos
De un tiempo a esta parte nos vamos dando cuenta que las
cámaras digitales incorporan múltiples opciones que antes, en las viejas
compactas de carrete, no veíamos ni por casualidad. Lo que hoy vamos a tratar
-la temperatura de color- no aparecía tampoco en estas, y sin embargo ha sido
y es un aspecto muy importante en el proceso fotográfico. Por fortuna, o por
desgracia, casi nunca nos habíamos preocupado por este detalle en el pasado.
La simplicidad llevada al extremo de nuestras viejas máquinas nos evitaba
grandes complicaciones. El secreto: hacíamos las fotos en la calle con la luz
del sol, y con la luz del flash en los interiores. ¿No queda claro?
Pongámosle remedio.
Aunque pueda parecer mentira, no todas las fuentes luminosas producen la
misma luz. Es obvio que una fuente luminosa con un filtro de color cambia las
propiedades del haz de luz resultante, pero aunque no pongamos ese filtro,
dos fuentes lumínicas de naturaleza diferente que, aparentemente, emiten luz
blanca, producirían colores diferentes al implacable ojo fotográfico de una
cámara digital. En otras palabras, tienen diferente temperatura de color.
Otras veces, sin embargo, estas diferencias se verán a simple vista.
Observemos, sin ir mas lejos, las farolas típicas de carretera, que proyectan
una más que antiestética luz anaranjada sobre el asfalto. La conclusión es
que si queremos obtener una imagen con colores reales, algo tendremos que
tocar en la cámara, y ese algo se llama balance de blancos.
El
principal problema que planteaba la temperatura de color en los negativos era
que la cámara no podía distinguir si la luz presente era blanca pura o no.
Los carretes se calibraban, generalmente, para la luz del día –cuya
temperatura de color es idéntica a la luz de flash- y para luz de lámparas de
tungsteno –las que suelen existir en los estudios fotográficos. Las fotos que
obteníamos con las pequeñas compactas que empleábamos antes apenas sí
adolecían de problemas de temperatura de color, ya que los carretes empleados
eran, en el 99% de los casos, para luz diurna. Nuestras fotos las hacíamos
precisamente con esta luz en los exteriores. Del mismo modo, si tirábamos en
interiores, nos servíamos de la luz del flash, que –como se ha indicado- es
del mismo color que la del Sol.
El mundo ha cambiado
La llegada de las cámaras digitales cambió el concepto de
temperatura de color para el usuario. Ahora es mucho mas fácil tomar
fotografías utilizando velocidades lentas y altas sensibilidades ya que no
necesitamos gastarnos dinero en un carrete de alta sensibilidad para
experimentar, y además las nuevas máquinas cuentan con la posibilidad de
seleccionar velocidades de obturación lentas, es decir, parámetros que nos
permiten obtener fotografías aceptables en interiores sin necesidad de
emplear el flash. Esto, que en principio es una ventaja, trae consigo el
problema de la temperatura de color. Por fortuna, el remedio ha evolucionado
a la par que las cámaras y si antes la corrección de temperatura requería un
filtro especifico, ahora lo hace la cámara, bien sea automáticamente o bien
mediante un modo prefijado. Hasta el propio usuario puede calibrarlo de forma
totalmente manual.
El modo automático de balance de blancos de las cámaras digitales funciona
de forma variable dependiendo de la cámara. Algunos nos sacaran de más de
un apuro, mientras que otros sólo servirán para estropear una imagen. Por
esto, se recomienda usar este sistema con mesura y sólo cuando se conozcan
bien sus resultados.
Aunque pueda parecer mentira, la cámara no sabe distinguir
colores, sino que genera las diferentes tonalidades a partir de un “único
color”, el blanco. Así, la cámara necesita saber qué es blanco para, a partir
de los datos recogidos, identificar el resto de tonalidades. Por este motivo,
el balance de blancos –indicarle a la cámara qué es blanco- se efectúa
encuadrando una superficie blanca que ocupe toda la escena –generalmente un
folio-, con la iluminación existente a la hora de tomar la foto. Bastará
entonces con pulsar un botón y el balance ya habrá culminado.
Más allá del blanco
Aunque lo que se busca normalmente a la hora de utilizar
el balance de blancos es obtener unos colores lo más reales posible, un buen
ojo fotográfico aprenderá rápidamente a apreciar situaciones en que una
tonalidad diferente de la real puede aportar a la escena un aura distinta, ya
sea más fría o más calida.
Un ajuste para tungsteno con luz diurna produce una fuerte dominante azul.
Usado con acierto, podremos obtener una iluminación fría, típica de “luz de
luna”, a pleno sol.
Es cierto que todos estos ajustes pueden efectuarse a
posteriori con diversos programas de retoque fotográfico, pero lo que muchas
veces necesitaremos es obtener resultados directamente con la cámara. Para
lograrlos, nada más adecuado que experimentar con los diferentes modos de
blancos que nos ofrece la cámara o con la misma opción manual, ya sea por
cuestiones de tiempo o por escasos conocimientos de retoque.
1. Empleando un balance de blancos
para luz diurna con iluminación de tungsteno obtenemos un ambiente cálido y
sosegado que reforzará la composición. 2. Un balance blancos optimizado
(que en este caso se ajustó para la luz del flash que se empleó en la toma)
puede dar realismo a la imagen, pero la foto obtenida no pasará de ser una
típica toma de catalogo.
Las diferentes combinaciones que se generan entre una
fuente de luz determinada y una temperatura de color que no se corresponde
con ella origina distintas tonalidades que pueden variar desde el naranja
hasta el verde, pasando por azules o rosas.
Los filtros:
lentillas para objetivos
La revolución digital lo ha invadido todo. Desde las
propias cámaras hasta los sistemas de disparo y encuadre y, sobre todo, el
laboratorio. Antaño, lo mejor a la hora de hacer una toma era obtener un
negativo con todos los efectos posibles para limitar los procesos realizados
fuera de la cámara y reservar el cuarto oscuro solamente para copiar. Hoy,
este concepto no sólo ha cambiado; se ha invertido de tal forma que lo que se
busca es obtener una toma lo más pura posible y dejar que el doctor Mac o PC
haga su magia.
En agosto de 1999, el catálogo de filtros Cokin contaba en
su haber con más de una centena de posibilidades. El fotógrafo amateur podía
convertirse en profesional por un día, y el profesional podía afinar al
máximo su capacidad técnica y creativa. Así, se contaba con filtros útiles
para todos -UV, Skylight o ND-, o tan sólo para los que se ganaban la vida
con las fotos -superspeed, máscara o doble exposición.
El
laboratorio, sin embargo, se dejaba casi exclusivamente para convertir la
imagen negativa en una película de celulosa, en una magnífica copia
fotográfica en papel lista para mostrar a todos aquellos que quisieran verla.
El trabajo a oscuras era lento, engorroso, pesado, caro y, en demasiadas
ocasiones, desagradecido.
Una de las funciones más importantes de los filtros era la variación de la
temperatura de color para adaptar las fuentes de luz a la película. Hoy,
gracias a las técnicas digitales, estos filtros están en peligro de
extinción.
La constante mejora de los sistemas informáticos y de los
programas que los integran supuso una autentica revolución en el mundo del
retoque fotográfico. Ahora, con estos programas consolidados, el laboratorio
se pierde en el olvido, y los filtros, esos compañeros inseparables durante
tantos años, también. O casi...
En efecto, no todos los filtros están perdidos. Es cierto,
como se ha dicho, que la mayoría pueden ser emulados mediante el ordenador,
pero hay algunos que siguen siendo, hoy por hoy, insustituibles.
Compañeros inseparables
La gran mayoría de cámaras para aficionado no incorporan
una rosca para acoplar los filtros, y este es el principal problema que los
usuarios se encuentran cuando pretenden enlazar su cámara con un filtro.
Aunque sea más incómodo, sujetar el filtro delante del objetivo con cuidado
es tan perfectamente válido como enroscarlo a la lente.
El filtro
básico que todo usuario de una cámara con rosca para filtros debe comprar es el
POLA, que para la zona de Rió d ela Plata baja las altas luces, responsables
de la ceguera e incidencias no deseadas. El UV o Skylight. Este filtro reduce
la tonalidad azul de escenas fotografiadas en días nublados o en la sombra.
También ayuda a reducir el tono azul en tomas de escenas distantes y en
fotografías aéreas. Sin embargo, su función principal es la de proteger la
lente. Estos filtros tienen un precio reducido –entre 6 y 12 euros- y serán
la primera, y única, línea de defensa entre rayaduras, golpes o esquirlas y
el objetivo de la cámara.
Otro filtro a tener en cuenta es el polarizador. Al usar
un filtro polarizador se reducen e incluso eliminan reflejos en superficies
–valga la redundancia- reflectantes, excepto aquéllos provenientes del metal.
Estos filtros llevan un doble aro: uno de ellos es fijo, mientras que el otro
gira y hace girar el plano de polarización. De esta forma, se puede
conseguir, dependiendo de la calidad del filtro, la completa eliminación de
los reflejos. Existen dos tipos de filtro polarizador, el circular y el
lineal; ambos cumplen la misma función, aunque los resultados sean mejores
para unas situaciones con uno que con otro. Sin embargo, para los más
aficionados este detalle no tiene excesiva importancia y lo mejor es hacerse
con el más barato de los dos.
Un filtro polarizador circular da mayor
intensidad a los colores, elimina los brillos y satura el paisaje. Eso sí,
la pérdida de luz puede llegar a los dos diafragmas.
Los filtros de densidad neutra –filtros ND- sirven para
reducir la cantidad de luz que llega a la cámara. Usándolos con acierto
logramos que aquellas situaciones en las que la cámara pide un alto numero f
o una elevada velocidad de obturación –o ambas cosas- acepten un diafragma
abierto o una velocidad lenta. Con un poco de ojo fotográfico y un juego de
estos filtros –suelen ofrecerse en paquetes con reducción de medio a cuatro
diafragmas- podremos controlar el “movimiento de la toma” y la profundidad de
campo casi a voluntad.
El filtro ND no modifica ningún
parámetro, salvo la cantidad de luz que llega a la cámara. Son muy útiles
para tomas a pleno sol, si queremos captar efectos de movimiento.
Los efectos especiales, por el contrario, apenas sí tienen
cabida ya en el fastuoso mundo de la imagen digital, pues, como se ha dicho,
casi todos pueden replicarse por ordenador. Sin embargo, el filtro estrella
aún está por perfeccionar. Este accesorio convierte todos los puntos de luz
–farolas, destellos o brillos- en estrellas, ofreciendo un resultado
espectacular, muy llamativo al principio pero que fácilmente satura y cansa
al espectador. Este filtro suele ser bastante caro y su precio es
directamente proporcional al número de puntas de las estrellas.
Objetivos
angulares: más allá de lo normal
Uno de los planetas más desaprovechados del universo
fotográfico es el de las distancias focales. Si en las cámaras compactas de
carrete apenas un puñado tenían un zoom medio decente, limitándose el resto a
ser del tipo "focus free" y de distancia focal fija, en las nuevas
digitales el zoom -óptico y/o digital- es una asignatura obligatoria, troncal
y de las que más aporta a la nota media final. Por desgracia, este parámetro
-el de las distancias focales- es tan desconocido como usado, y es que los
fotógrafos menos avanzados limitan el uso de los objetivos de focal variable
o zoom -los que montan casi todas las compactas digitales- a acercar o alejar
el motivo en el visor.
Los objetivos angulares se corresponden con las distancias focales más bajas.
Aunque hay diversas opiniones, podemos decir que un objetivo angular empieza
a serlo con plenos derechos alrededor de los 35 milímetros en
paso universal, convirtiéndose en gran angular y ojo de pez al disminuir esta
distancia.
Como ya hemos comentado, la gran mayoría limita el uso de
los angulares al mero hecho de “alejar” el sujeto de la cámara para poder
sacar objetos enteros o paisajes más amplios. Aunque estas dos posibilidades
no son moco de pavo, hay efectos secundarios y otras opciones a tener en
cuenta.
Lo que el ojo no ve
La principal característica de los objetivos angulares es
más que obvia: un mayor ángulo de cobertura. De este modo, podemos capturar
una mayor porción de realidad. Aunque el ángulo depende de la distancia
focal, existen objetivos capaces de capturar hasta 180 grados de escena. Será
útil, por tanto, para paisajes o lugares angostos donde el espacio es
limitado (una habitación, por ejemplo). Encontramos un símil a estos
objetivos en las mirillas de la puerta de nuestras casas.
Los lugares cerrados suelen ser difíciles de fotografiar porque no nos
permiten maniobrar con la cámara. Otros, sin embargo, son tan grandes que
necesitaremos un mayor ángulo de cobertura para captar una mayor parte del
panorama.
El uso del angular también nos permite jugar con las
perspectivas. Una distancia focal corta distorsiona la realidad tal como
nosotros la vemos, logrando que los objetos en primer plano parezcan unos
gigantes en comparación con los objetos en planos más alejados.
Olympus E-20, f4, 1/200 s, ISO 80, distancia focal de 35mm
Cuando se quiere dar una extraordinaria importancia a un objeto de la
escena pero sin olvidar el resto, el uso del angular es ideal. Un
desenfoque más o menos pronunciado del fondo centrará toda la atención en
el plano enfocado, ya muy llamativo debido a su tamaño.
Daños colaterales
Como suele ocurrir con casi todo en esta vida, toda
ventaja suele conllevar algún inconveniente. En el caso de los objetivos
angulares los inconvenientes existen, pero con un poco de ojo fotográfico
pueden ser fácilmente maquillados o, sencillamente, hacer que trabajen para
nosotros.
Uno de los efectos secundarios más importantes de los
objetivos angulares –que se acentúa al disminuir la distancia focal- es el
hecho de que modifica la realidad. Este efecto puede apreciarse claramente
cuando el sujeto se sitúa muy cerca del objetivo. En este caso, las líneas se
deforman, las rectas se curvan y los objetos se distorsionan. Una foto seria
será imposible en una situación como esta. Sin embargo, obtendremos unas
imágenes perfectamente cómicas y desenfadadas, aptas para el más serio de los
observadores.
Los rasgos distorsionados que se producen cuando acercamos un rostro a un
objetivo angular son cómicos y chocantes, pero no conviene abusar de ellos:
rápidamente nos cansaremos de tales efectos y retornaremos a algo más
convencional.
La perspectiva también se acentúa. De esta forma, los
objetos que se extienden desde un primer plano hasta el fondo de la acción se
alargan y parecen ser mucho más extensos. Este efecto puede provocar imágenes
irreales que resten peso a la imagen. No obstante, un buen uso de esta
característica de los angulares permite aumentar la grandeza de algunos
motivos fotográficos. Tal distorsión de la perspectiva es particularmente
chocante cuando interviene una persona, puesto que las proporciones
extremidades-tronco a las que estamos acostumbrados se reinventan por
completo.
Los grandes angulares tienen una doble función. Una de perfectamente obvia
es la que justifica el poder capturar mayor realidad que un objetivo
normal; otra, algo más subjetiva, consiste en engrandecer lo que se
fotografía distorsionando la perspectiva.
Un último efecto secundario producido por el uso de los
objetivos angulares es la separación de planos. En efecto, imaginemos una
persona a un metro de una pared. A simple vista podremos apreciar con casi
total precisión la distancia que separa la pared de la persona, pero si en
lugar de nuestros ojos desnudos usamos un objetivo angular tendremos un serio
problema a la hora de identificar la distancia sujeto-pared. Esto ocurre
porque -como ya se ha indicado- la perspectiva se distorsiona y los planos
que en la realidad están próximos, se separan más y más al ojo del angular.
Este recurso es muy útil cuando queremos dar una sensación de pequeñez del
protagonista en el entorno o cuando necesitamos ceder la importancia al
sujeto y quitársela al fondo.
Olympus E-20, Olympus E-20 f3.6, 1/640 s, ISO 80, distancia focal de 35 mm
Un angular montado en nuestro equipo separa los planos y convierte una
escena comprimida en una gran explanada. Por este motivo es útil usar los
angulares cuando pretendamos dar al sujeto mayor importancia que al
fondo.
Otro de los efectos secundarios que advertimos al utilizar
el angular es el denominado efecto barril. Sus consecuencias: las líneas que
deberían ser rectas en los laterales de la imagen –si es vertical- o arriba y
abajo –si es horizontal- aparecen curvas, a semejanza de la silueta de un
barril. Este defecto es especialmente molesto a la hora de retratar cuadros o
arquitectura angulosa, aunque puede incordiarnos en casi cualquier situación
en que las líneas rectas sean eso: rectas.
En resumen, los angulares, grandes angulares y ojos de pez
van más allá del mero hecho de alejar al sujeto de la cámara. Son toda una
fuente de posibilidades creativas que deben ser explotadas ahora que contamos
con ellos en nuestras nuevas máquinas.
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